sexta-feira, 17 de setembro de 2010

Capitalizar as contribuições para a segurança social permitiria reformar-se aos 45 anos com 2.169 euros

Capitalizar as pensões permitiria reformar-se aos 45 anos com 2.169 euros

Esta noticia saiu no em Libertad Digital no dia 10 de Setembro de 2010. Basicamente o que diz este estudo é que, em Espanha (em Portugal os números poderão variar ligeiramente), se se capitalizassem as contribuições para a Segurança Social, os espanhóis poderiam reformar-se aos 45 anos. Neste momento é aos 65 e com vistos de subir aos 47. Leiam, leiam.

El 74% de los españoles se opone a retrasar la jubilación y el anuncio del Gobierno en este sentido es una de las causas de la huelga general. Esta semana, Francia ha tenido un paro por este motivo. Y la pregunta clave es: ¿por qué tienen que decidir los políticos cuándo se jubilan sus ciudadanos?


Documento: Comparativa: sistema de reparto vs capitalización

D. SORIANO

En los últimos meses, han sido numerosas las ocasiones en las que los políticos han lanzado mensajes sobre la insostenibilidad del actual sistema público de pensiones. La lógica parece aplastante: cada vez hay menos cotizantes por pensionista. La esperanza de vida aumenta, con lo que una persona con 65 años tiene, de media, unos 20 años por delante para cobrar su paga. Por otra parte, desde mediados de los años 70, han nacido menos niños en España, por lo que no existe un adecuado relevo generacional.

El resultado es que hace unas décadas había cerca de 20 cotizantes por pensionista y en 2050 se espera que haya menos de dos. De esta manera, el sistema actual es absolutamente insostenible. Los españoles tienen que hacer frente a una situación doblemente dolorosa: tendrán que trabajar más años para, encima, cobrar una pensión más baja que la actual -ajustada la inflación-. Pero, ¿es éste el único sistema posible?

La respuesta es no. Los españoles podrían jubilarse a los 45 años cobrando una pensión de 2.169 euros. Parece ciencia ficción, pero es, simplemente, un sistema de capitalización corriente y moliente, similar al chileno, y que cualquier trabajador medio podría tener si no fuera por el dinero que cada mes le quita de su sueldo la Seguridad Social (supuestamente por su propio bien, claro).

La izquierda ha ondeado a menudo la bandera de los derechos cuando habla de las pensiones. Por eso, los sindicatos protestan cuando algún Gobierno propone elevar la edad legal de jubilación. Y se apoyan en encuestas como la publicada este miércoles, que asegura que el 74% de los españoles no quieren retrasar su retiro (de 65 a 67 años). Pero ni UGT ni CCOO cuestionan nunca este insostenible sistema.

En la acera opuesta, la receta liberal es sencilla: que cada uno se jubile cuando le dé la gana y que cobre en función de lo que haya aportado a lo largo de sus años de trabajo. Algo tan sencillo, comprensible y claro que es difícil encontrar un argumento en contra. Salvo el de los intereses creados de unos políticos (de todos los partidos) que quieren tener en su poder un instrumento electoral tan poderoso como son las pensiones.

Los datos

Hay numerosos estudios realizados sobre cuánto podría ganar un ciudadano si capitalizara (invirtiera) lo que le quita cada año la Seguridad Social. Quizás uno de los más completos y claro sea el que realizó hace unos años el Instituto Juan de Mariana (Juan Ramón Rallo, Raquel Merino y Philipp Bagus).

Los autores cogieron dos supuestos: un trabajador con el sueldo medio y otro con el salario mínimo interprofesional. Supusieron que cada uno de ellos aportaba al Ibex 35 lo mismo que a la Seguridad Social (y reinvertía beneficios, por supuesto). Incluso, para aquéllos que aleguen que el sistema también debe cubrir a los más necesitados (discapacitados, gente que no ha podido cotizar, etc...), hacen el cálculo suponiendo que el 25% de lo acumulado va a parar a un fondo común para cubrir estas necesidades.

Las conclusiones a las que llegaron no pueden ser más demoledoras para el sistema público en vigor. Un trabajador medio que hubiera entrado al mercado laboral con 25 años en 1992 podría jubilarse en 2012 con una pensión de, aproximadamente, 2.169 euros. Y quitando ese 25% de fondo común (un porcentaje mayor del que seguramente sería necesario), aún le quedarían 1.627 euros al mes.

Pero no sólo este trabajador, más o menos favorecido, que cobra el sueldo medio podría jubilarse dignamente a una edad más temprana que con el sistema público. Alguien que hubiese cobrado sólo el salario mínimo interprofesional también podría retirarse con 45 años y cobrar unos 780 euros al mes (una cantidad baja, pero en línea con la pensión media actual, próxima a los 870 euros al mes).

Y si en vez de jubilarse con 45 años lo hacen con 55 (tras treinta años trabajando), las cantidades se disparan. Frente a estas cifras, más de la mitad de los pensionistas españoles cobran menos de 800 euros a los 65 años. Y sin ningún capital acumulado que poder legar a sus descendientes en caso de fallecimiento.

Porque hay que tener en cuenta que esa pensión sería la renta del capital acumulado. Y ese capital sería importantísimo, cercano al millón de euros en algunos casos. Es decir, que los españoles serían más ricos, estarían más tranquilos ante su futuro y podrían dejar a sus hijos una herencia mucho más importante. Con el sistema actual, si un trabajador muere con 65 años, todo lo que ha cotizado se evapora; con un sistema de capitalización, se lo quedarían sus herederos.

Evidentemente, no serían los ricos, que ya tienen sus propios planes privados, los que se beneficiarían de esto, sino las clases medias y los más pobres, que dispondrían de unas pagas dignas y podrían jubilarse mucho antes. Pero claro, entonces no estarían en manos de sus políticos, que cada mes les recuerdan que el dinero de sus pensiones sale de los Presupuestos Generales del Estado que el Gobierno controla.


E esta hem ?


Noticia do jornal SOL - Isto é mesmo um caos

O jornal Sol publicou esta notícia no dia 15 de Setembro de 2010:

A ministra da Educação pôs na internet uma mensagem para alunos, professores e famílias sobre o ano lectivo, que está a ser o centro das atenções nas redes sociais e blogues. Isabel Alçada lembra que «estudar é um desporto do cérebro», mas não se livra de cometer algumas gafes.


É uma ministra sorridente, que fala para uma câmara, quase sem cortes, para dar mensagens e conselhos no regresso às aulas.

Aparentemente filmado num único take, o vídeo tem um tom informal que leva Isabel Alçada a trocar «mesmo» por «memo» e a deixar escapar erros de Português como «é preciso que comam coisas que lhes fazem bem» em vez de «que comam coisas que lhes façam bem».

No início da mensagem, Alçada explica que os conselhos que vai dar se destinam aos alunos, aos professores e também às famílias. Mas as dicas para o novo ano lectivo parecem dirigidas aos mais pequeninos. «Temos de dormir bem, claro. Temos de nos alimentar bem, todos. E é muito importante que quem está na escola tome o pequeno-almoço».

«Estudar é um desporto do cérebro», garante a ministra, que assegura que o resultado do esforço na escola é «um cérebro mais forte, mais capaz».

Os quase cinco minutos de imagens estão desde segunda-feira no site do Ministério da Educação e estão a gerar polémica em blogues e redes sociais, onde as palavras da ministra estão a ser criticadas por serem «infantis» e a sua expressão por ser «forçada».

Na blogosfera, há até quem diga que Isabel Alçada se inspirou num discurso que o presidente Obama fez no início do ano lectivo passado, para concluir que os resultados não foram os mesmos. «Nele, era um discuruma infantilidade. Como se todos os alunosso autêntico, sentido. Nela, é uma patetice, portugueses estivessem a iniciar o 1º ano de escolaridade», escreve um internauta.

margarida.davim@sol.pt

Se a Ministra da Educação discursa desta forma, não admira o estado a que chegou o ensino neste país.

Agora vejam a paródia que fizeram deste vídeo.


quinta-feira, 16 de setembro de 2010

Estão preocupados com a vossa privacidade ?

Acho muita piada aquelas pessoas que estão preocupadas com a sua intimidade, que não querem câmaras de vídeo vigilância, que não têm Via Verde porque não querem que ninguém saiba por onde é que passaram, etc. Inclusivamente esses fundamentalistas da comissão da protecção de dados que acham que é preferível proteger a identidade de um criminoso que pôr câmaras para proteger os cidadãos honestos. Pois aqui têm uma coisa realmente grave com que se preocupar.

Os americanos, que nisto das liberdades e direitos civis estão muito mais avançados que nós, têm agora uma discussão em cima da mesa. Diz respeito aos dados que estão a ser constantemente transmitidos pelos telefones celulares. Os operadores sabem com uma precisão de 3 metros onde é que nós estamos e onde é que estivemos. Se estivemos num comício de um partido, se fomos à bola, etc. É possível situar um telefone no dia, local e hora do crime. Obviamente que o governo quer deitar o dente a esses dados sem a intervenção de um juiz.

A Time publicou um artigo acerca disto que reproduzo aqui em baixo:


"What Your Cell Phone Could Be Telling the Government"

Smart phones do many things these days: surf the Internet, send e-mail, take photos and video (and — oh, yes — send and receive calls). But one thing they can do that phone companies don't advertise is spy on you. As long as you don't leave home without your phone, that handy gadget keeps a record of everywhere you go — a record the government can then get from your telephone company.

The law is unclear about how easy it should be for the government to get its hands on this locational data — which can reveal whether you've been going to church, attending a Tea Party rally, spending the night at a date's house or visiting a cancer-treatment center. A federal appeals court ruled last week that in some cases the government may need a search warrant. And while that's a step forward, it's not good enough. The rule should be that the government always needs a warrant to access your cell-phone records and obtain data about where you have been.

When you carry a cell phone, it is constantly sending signals about where you are. It "pings" nearby cell-phone towers about every seven seconds so it can be ready to make and receive calls. When it does, the phone is also telling the company that owns the towers where you are at that moment — data the company then stores away indefinitely. There is also a second kind of locational data that phone companies have, thanks to a GPS chip that is embedded in most smart phones now. This is even more accurate — unlike the towers, which can only pinpoint a general area where you may be, GPS can often reveal exactly where you are at any given moment within a matter of meters.

There are some good reasons for this, which is why the government is actually forcing the phone companies to do a better job of knowing where you are. In the name of improving emergency services, the Federal Communications Commission will require phone companies to meet benchmarks in 2012 for how closely they can pinpoint a caller's location. "About 90% of Americans are walking around with a portable tracking device all the time, and they have no idea," says Christopher Calabrese, a lawyer with the American Civil Liberties Union's Washington office.

Not surprisingly, law enforcement has found this sort of data extremely handy. Prosecutors are increasingly using cell-phone records to show that a suspect was near the scene of a crime — or not where he claimed to be.

The federal government's position is that it should be able to get most of this data if it decides it is relevant to an investigation, with no need for a search warrant. If the government needs a warrant, it would have to show a judge evidence that there was probable cause to believe that the cell-phone user committed a crime — an important level of protection. Without this requirement, the government can get locational data pretty much anytime it wants.

It is not hard to imagine that the government could also one day use cell-phone data to stifle dissent. Cell-phone records could tell them who attended an antigovernment rally. It could also tell them who is going into the opposition party's headquarters or into the home of someone they have questions about. Cell-phone data may be the most efficient way ever invented for a government to spy on its people — since people are planting the devices on themselves and even paying the monthly bills. The KGB never had anything like it.

And, indeed, the U.S. government already appears to be sweeping up a lot of data from completely innocent people. The ACLU recently told Congress of a case in which, while looking for data on a suspect, the FBI apparently used a dragnet approach and took data on another 180 people. The FBI has said that if it does happen to gather data on innocent people in the course of conducting an investigation, it keeps that information for as long as 20 years.

Last week, the Philadelphia-based U.S. Court of Appeals for the Third Circuit pushed back. A federal magistrate judge, in a good and strong decision, had ruled that the government must always get a warrant if it wants cell-phone data. The appeals court scaled that back a bit, ruling that magistrate judges have the power to require the government to get a warrant, depending on the facts of the particular case.

The fight over cell-phone tracking is similar to one now going on in the courts over GPS devices — specifically, whether the government needs a warrant to place a GPS device on someone's car. (The courts are sharply divided on the question.) Cell-phone tracking is of far bigger consequence, however, because there is a limit to how many GPS devices police are going to put on cars. Nine out of 10 of us have cell phones that will do the tracking for the government.

The House of Representatives has been holding hearings on this issue and related ones, and a Senate hearing next week is likely to consider it further. It is time for Congress to act. It should amend the Electronic Communications Privacy Act to make clear that information from our cell phones about where we are and where we have been is deeply private — and that without a search warrant, the government cannot have it.

Cohen, a lawyer, is a former TIME writer and a former member of the New York Times editorial board. Case Study, his legal column for TIME.com, appears every Wednesday.

terça-feira, 14 de setembro de 2010

Como é que estão as universidades portuguesas ?

Acaba de sair a listagem das melhores universidades em todo o mundo. Podem consultá-la aqui: http://www.topuniversities.com/university-rankings/world-university-rankings/2010/results.

Entre as 200 melhores não há uma só portuguesa. Nem uma. Então quais é que aparecem e em que lugar ? Vejamos:

384 -Universidade Nova de Lisboa

396 - Universidade de Coimbra

entre 451 e 500 - Universidade do Porto

entre 501 e 550 - Universidade Católica

É assim tão difícil ser exigente na universidade ou já nos conformamos com a mediocridade ?

É assim que vamos ser competitivos a nivel mundial ?

Olhem para a lista das 20 primeiras.

1
University of CambridgeUnited Kingdom


100.00
2
Harvard UniversityUnited States


99.18
3
Yale UniversityUnited States


98.68
4
UCL (University College London)United Kingdom


98.54
5
Massachusetts Institute of Technology (MIT)United States


98.19
6
University of OxfordUnited Kingdom


98.16
7
Imperial College LondonUnited Kingdom


97.78
8
University of ChicagoUnited States


97.52
9
California Institute of Technology (Caltech)United States


96.46
10
Princeton UniversityUnited States


96.03
11
Columbia UniversityUnited States


95.99
12
University of Pennsylvania (UPenn)United States


95.97
13
Stanford UniversityUnited States


93.62
14
Duke UniversityUnited States


92.29
15
University of MichiganUnited States


92.20
16
Cornell UniversityUnited States


90.44
17
Johns Hopkins UniversityUnited States


89.67
18
ETH Zurich (Swiss Federal Institute of Technology) Switzerland


89.28
19
McGill UniversityCanada


89.25
20
Australian National University (ANU) Australia


88.58

Não estamos a fazer na universidade o mesmo que no resto do ensino, o facilitismo ?

Não somos capazes de criar uma universidade de qualidade mundial ? Pelo menos uma.

O famoso MIT, com o qual fizemo um acordo com festa e políticos incluídos, está em 5º lugar. Acham que, com a exigência em Portugal, temos alunos capazes de aguentar o ritmo de uma escola com este prestigio ? O que é que temos a oferecer ao MIT para que eles venham para cá ?

O meu orientador de fim de curso tem um prestigio a nivel mundial e é professor nos Estados Unidos. Pois bem, um conjunto de colegas está a tentar trazê-lo para Portugal e só tem encontrado dificuldades "burrocráticas". As universidades americanas lutam para levá-lo para lá mas aqui torcemos o nariz.

E lá vamos, cantando e rindo.